miércoles, 13 de julio de 2011

Agricultura en casa.

Si alguna vez nos hemos preocupado por lo que comemos creyendo que podría ser más barato, fresco y hasta más nutritivo, entonces hemos estado en lo correcto que todo lo anterior se puede mejorar sustancialmente.
Una alternativa real y relativamente sencilla es producirlo nosotros: alimentos del campo producidos en la cuidad con personas de la cuidad y para personas de la cuidad. Hablo de agricultura (y ganadería) urbana.
Quizá imaginemos difícil producir alimentos con tan poco espacio en nuestras casas o departamentos, sin embargo, la agricultura y ganadería urbanas no dependen tanto del espacio como de la voluntad de los interesados de prescindir de toda una cadena de suministro que encarece los productos del campo.
Generalmente en la agricultura urbana tenemos dos formas de producción. Una es tener algún(os) cultivo(s) dentro o sobre nuestra casa. Que puede ser nuestro propio jardín, en macetas, en baldes cortados a la mitad, en tanques usados de agua o de aceite o hasta en telas verticales para poner zapatos.
La segunda opción es un centro comunitario. Puede ser algún terreno baldío o camellón acondicionado para sembrar cereales u hortalizas, preferentemente de alto valor, donde los involucrados consuman lo que han trabajado e inclusive vendan o regalen sus excedentes. En ciudades como San Francisco o Vancouver hay colonias donde sus colonos se organizan y los fines de semana cultivan hortalizas y hierbas finas. Evidentemente el clima en México es mucho menos extremo y por tanto más propicio para cosechar más y mejores variedades que nuestros vecinos de aquellas latitudes.
En ambas opciones no solo pensamos en hortalizas, sino también en tubérculos, hierbas finas, plantas medicinales y hasta flores.
En cuanto a la ganadería urbana hablamos de las pequeñas especies. Como aves de corral (gallinas, pollos, codornices, patos) y mamíferos pequeños como conejos que caben fácilmente en pequeños espacios interiores o exteriores.
En el caso de las gallinas tendremos huevo de plato fresco y muy barato; con los pollos tendremos carne fresca de alta calidad proteica. Con los conejos en pequeñas jaulas tendríamos una producción de una carne que presume ser de las más bajas en grasas. 
En ambos animales podemos usar su estiércol junto con los desperdicios de la cocina para tener lombrices debajo de la cocina que produzcan abono de altísima calidad para nuestras plantas, cerrando así un ciclo ecológico.
Cabe mencionar que los alimentos para las especies mencionadas se consiguen fácilmente en cualquier forrajera, veterinaria o tienda de mascotas de nuestro pueblo o ciudad a bajo costo.
Con esta combinación de hortalizas y animales pequeños completamos una ración integral en nuestra alimentación que incluye carbohidratos o fibra: verduras; proteínas: pollo, huevo; y grasas saturadas e insaturadas.
Por último haciendo una valoración de la agricultura urbana comparto algunas razones para practicarla:
-    Sirve de terapia contra el estrés.
-    Genera ahorros reales en nuestro consumo de alimento.
-    Sirve a los más pequeños para interactuar y aprender con y sobre la naturaleza.
-    Se puede producir alimento libre de antibióticos, hormonas y agroquímicos.
-    Funciona como amortiguador de temperatura del lugar en donde se practica y podemos pasar un muy buen rato en compañía de familia o amigos.

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